¿Cómo se puede mejorar la velocidad lectora? La clave está en la práctica. Para leer con fluidez, es necesario conocer el sonido que corresponde a cada letra, pero también es fundamental automatizar esta relación. Al hacerlo, se evita tener que detenerse a pensar en cómo pronunciar las letras que componen cada palabra. Cuanto más automatizado esté este proceso, más rápida será la lectura y menos esfuerzo mental requerirá. Los buenos lectores han automatizado tanto la conexión entre letras y sonidos que no pueden evitar leer cualquier palabra que aparezca frente a ellos (un principio que la publicidad aprovecha).

Además, la práctica continua de la lectura expone repetidamente a las personas a las palabras escritas, especialmente a las más comunes. Con el tiempo, el cerebro crea representaciones mentales de estas palabras, lo que permite reconocerlas de inmediato sin necesidad de descomponerlas letra por letra. Así, mientras más palabras tengamos almacenadas en nuestra memoria visual, más rápida será nuestra lectura. En otras palabras, quienes leen con frecuencia han memorizado la forma ortográfica de muchas palabras, lo que les permite leer con mayor velocidad y eficiencia.