La dislalia infantil es un trastorno común en la infancia que afecta la articulación del habla. A menudo, los niños que la padecen tienen dificultades para pronunciar correctamente ciertos sonidos o grupos de sonidos. Este desafío puede afectar su comunicación y su autoestima si no se aborda adecuadamente. Es por eso que el trabajo temprano y continuo para mejorar la articulación es crucial para su desarrollo lingüístico y social.
La dislalia infantil, la mala pronunciación de los niños, es un trastorno en la articulación de los fonemas. Es el trastorno del lenguaje más común en los niños, el más conocido y más fácil de identificar. Suele presentarse entre los tres y los cinco años, con alteraciones en la articulación de los fonemas.
El niño con dislalia no puede producir ciertos sonidos, o los sustituye, los invierte, o adiciona sonidos; por ejemplo, dice peota o pedota en lugar de pelota, dice cocholate en lugar de chocolate, en ocasiones tu pequeño pronunciará un fonema o silaba por separado de manera adecuada, pero al unir para formar palabras u oraciones llegará a ser incomprensible.
Uno de los recursos efectivos para tratar la dislalia infantil son los ejercicios bucofaciales. Estos ejercicios están diseñados para fortalecer los músculos de la boca y la cara, mejorando así la coordinación y el control de los movimientos necesarios para producir los sonidos del habla correctamente.
¿Por qué son importantes estos ejercicios?
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Fortalecimiento muscular: Los músculos de la boca y la cara necesitan estar fuertes para producir sonidos claros y precisos. Los ejercicios bucofaciales ayudan a fortalecer estos músculos, lo que facilita la pronunciación correcta de los sonidos del habla.
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Mejora de la coordinación: La coordinación entre los músculos de la boca, la lengua y los labios es esencial para una articulación clara. Los ejercicios bucofaciales ayudan a mejorar esta coordinación, lo que resulta en una mejor producción de sonidos.
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Corrección de hábitos incorrectos: Algunos niños desarrollan hábitos incorrectos de articulación que contribuyen a la dislalia. Los ejercicios bucofaciales pueden ayudar a corregir estos hábitos, reentrenando los músculos para producir sonidos correctamente.
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Aumento de la confianza: A medida que los niños mejoran su capacidad para pronunciar los sonidos correctamente, su confianza en su habilidad para comunicarse efectivamente también aumenta. Esto puede tener un impacto positivo en su autoestima y su disposición para participar en actividades sociales y educativas.
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