La utilización de imágenes en el proceso de aprendizaje de la lectura resulta altamente motivadora para los estudiantes. Las fotografías captan la atención de los alumnos y despiertan su curiosidad, lo que favorece el interés por la lectura. Al estar vinculadas con el contenido textual, las imágenes brindan un contexto visual que facilita la comprensión y ayuda a los estudiantes a relacionar las palabras con su significado.

Además, las fotografías permiten establecer conexiones entre el mundo real y la lectura. Al observar una imagen, los estudiantes pueden identificar elementos conocidos, relacionarlos con su experiencia personal y extrapolar esa información al texto. Esta conexión entre la imagen y la lectura promueve una comprensión más profunda y significativa, ya que los estudiantes no solo se limitan a entender el texto literalmente, sino que también pueden inferir, predecir y reflexionar sobre lo que están leyendo.

Otro aspecto relevante es que trabajar la comprensión lectora a partir de una fotografía fomenta el desarrollo de habilidades cognitivas superiores, como el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Los estudiantes deben analizar la imagen, interpretarla y luego relacionarla con el texto. Esto implica un proceso mental complejo que estimula su capacidad de razonamiento y les permite construir significado de manera activa.