Cada Navidad, muchas familias se enfrentan a la misma sensación: ilusión, nervios… y también exceso. Demasiados regalos, demasiados juguetes, demasiados estímulos. Y, paradójicamente, niños que se cansan rápido, no saben a qué jugar o pasan de un juguete a otro sin profundizar en ninguno.
Desde la psicología infantil y la investigación educativa, esta preocupación no es nueva. De hecho, estudios como el de Dauch y colaboradores (2018) aportan evidencias claras sobre cómo el número de juguetes influye directamente en la calidad del juego infantil.
El estudio de Dauch et al. (2018) analizó el comportamiento de niños pequeños en contextos con muchos juguetes frente a contextos con pocos. Los resultados fueron muy reveladores:
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Con menos juguetes, los niños:
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Juegan durante más tiempo con cada uno.
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Usan más la imaginación.
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Se concentran mejor.
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Exploran más posibilidades de juego.
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Con demasiados juguetes, los niños:
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Se dispersan con facilidad.
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Cambian constantemente de objeto.
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Juegan de forma más superficial.
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En otras palabras: más no es mejor. Y esta idea es la base de la conocida regla de los 4 regalos.
La regla propone que los niños reciban solo cuatro regalos, cada uno con un propósito claro y educativo:
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Algo que quieren
Un regalo deseado, especial, elegido con ilusión.
✔️ Cubre la emoción y evita la frustración sin caer en el exceso.
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Algo que necesitan
Ropa, calzado, mochila, material escolar…
✔️ Ayuda a entender que los regalos también pueden ser útiles y necesarios.
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Algo para leer
Cuentos, libros, cómics adaptados a su edad.
✔️ Favorece la atención, el lenguaje y la imaginación, aspectos clave del desarrollo cognitivo.
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Algo que vayan a usar o para vestirse
Ropa cómoda, zapatillas, un chándal, un accesorio que utilicen a diario…
✔️ Refuerza la idea de un consumo responsable y consciente, alineado con las conclusiones del estudio: menos objetos, pero con mayor uso y valor real.
Regalar menos no es querer menos.
Es pensar mejor, elegir con sentido y poner el foco en lo que realmente importa: el bienestar emocional, cognitivo y social de nuestros hijos e hijas.
La Navidad no necesita montañas de juguetes para ser mágica. A veces, cuatro regalos bien pensados son más que suficientes.


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